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Mad Men, el fin de una era

  • Francisco Parra
  • 1 feb 2016
  • 3 Min. de lectura

Don Draper es el hombre que impresiona a quien sea y puede leer cualquier situación pero no sabe quién es. Es imposible no caer rendido, desde el primer episodio, ante el seductor personaje que conquista a la mujer que quiera y siempre tiene la palabra correcta para convencer al cliente. Don Draper es el protagonista principal de la multi aclamada serie Mad Men (AMC, 2007). La serie inicia en 1960 y cuenta la vida de los publicistas de una agencia llamada, inicialmente, Sterling Cooper, donde entre el tabaco, el whisky, las mujeres y el éxito, los personajes cumplirán sus aspiraciones. Mad Men fue el término acuñado en los cincuenta a los publicistas que trabajaban en la calle Madison Avenue, Nueva York.



La publicidad se trata, entre otras cosas, de vender la mejor versión de un producto. No importa si lo que se dice es verdad o no, tampoco importa qué hubo detrás. Sólo importa su presentación. Don Draper es el mejor publicista de Nueva York porque su vida es la mejor presentación de una mentira. Este es el mayor enigma de la serie, descubrir quién es Don Draper. Y desde una perspectiva voyerista, el espectador logra esbozar una idea, mientras el personaje intenta evitar su realidad.


Peggy Olson y Joan Holloway son secretarias en Sterling Cooper. Su ascenso en la vida profesional será marcado por la misoginia, el acoso y los problemas de maternidad. Con diálogos, ante el lanzamiento de una campaña para un producto femenino, como este:


"Draper: Let me ask you something, what do women want?


Sterling: Who cares?" podríamos pensar que la serie es sumamente machista. No obstante, la serie retrata de forma fenomenal las adversidades y el crecimiento de las mujeres y de las minorías en los años sesenta. Con diálogos sutiles sobre el "abuso" de píldoras anticonceptivas, dilemas sobre maternidad y familia, y la incorporación de gente de color a la vida de oficina, Peggy y Joan representan la historia de la emancipación femenina en Estados Unidos.


La llamada edad de oro de la televisión llega a su fin con la última temporada de Mad Men. Esta época está marcada por series como: The Sopranos, The Wire, Breaking Bad y Mad Men. Son historias dramáticas que han conquistado a los críticos y la audiencia. También, son historias que no se construyeron a partir del rating, sino que estaban casi perfectamente diseñadas para cumplir un número especifico de capítulos y contarnos la historia que los creadores querían. "End of an Era" es el título de la última temporada de Mad Men. Es un título inteligentemente arrogante porque termina Mad Men mientras sus personajes dejan los años sesenta atrás y empiezan la década de los setenta, y termina la última serie de la edad de oro de la televisión. Es curioso, en 1999 David Chase, productor de The Sopranos, invitó a el creador de Mad Men, Matthew Weiner, a ser guionista de The Sopranos después de que leyera el episodio piloto de Mad Men que Wiener había escrito. Weiner aceptó el trabajo y fue guionista de The Sopranos.


Mad Men no es una serie fácil. Por eso, comúnmente a los fans de Mad Men nos catalogan como pedantes y snobs. Pero es la verdad, no es una serie fácil. Por ejemplo, salvo un par de escenas en 92 episodios, no hay música durante el episodio. Excepto al final del mismo, durante los créditos, donde siempre hay una canción distinta que describe musicalmente lo que ha sucedido en esos 45 minutos.


Cuidada en cada utilitario, cada diálogo y cada cuadro, ver Mad Men requiere apreciar cada detalle, porque casi cada detalle explica algo. A veces, parece que las imágenes de los créditos iniciales describen la vida de Don, la silueta de un hombre que cae infinitamente por las ventanas de un edificio. Conquistar la cima profesional y el éxito para darte cuenta que al final todo lo que sube debe de bajar.


Las historias de los personajes, excelentemente construidos, logran ser empáticos con el espectador, porque todos nos hemos sentido alguna vez orgullosos, deprimidos, felices, tristes, perdidos y encontrados.


Invito a los lectores de Arteria a regalarse el tiempo para deleitar Mad Men, disponible hasta la penúltima temporada en Netflix. Una historia tan fenomenal que desde hace varios años el New York Times, New Yorker, Slate, Vanity Fair, Letras Libres y otras publicaciones dedican cada semana un artículo para discutir la vida de los personajes de ella. Mi única recomendación sería: Ten paciencia al inicio y déjate atrapar por la seducción de Mad Men. Y recuerda: "It's toasted".


El texto fue publicado originalmente en El Supuesto.





FRANCISCO PARRA estudió Ciencia Política en el ITAM, apasionado por la opinición pública se divierte haciendo estudios de investigación de mercado. Convencido que el arte construye, destruye y deconstruye, cree que los espectadores pueden juzgar y, sobretodo, disfrutar todas las experiencias. Tijuanense, born and raised, drexleriano, mourinhista y beliber.






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