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They Do, They Don't

  • Alicia González Castro
  • 17 feb 2016
  • 3 Min. de lectura

Antes era un girasol agradecido que utilizaba la diplomacia y lanzaba sonrisas silvestres a quien confesara su desvío de afecto hacia mí. Ahora sólo permanezco como ignota, deseando buscar un manual de primeros auxilios, tener un hacha o llamar al 911 para que le explique a los interesados que la amabilidad, admiración y disposición para ayudar no son sinónimos de romance y una sonrisa no significa ni lo más remoto a un cásate conmigo.


La sabiduría de la abuela se comprueba cuando huele pétalos de rosa en miradas ajenas y una solamente veía hojas en blanco. — ¿Estás segura? Si, ¿cómo crees? Nah, debes estar alucinando—


Falso, a las canas y algunas líneas del tiempo enmarcadas en el rostro, hay que hacerles caso aunque a veces sus palabras sean ramas de hipérboles que irriten una conversación.


They fell in love sin un arco de flecha en correspondencia. Esos choques de sentimientos son peores que un mal chiste un domingo en la noche. La infinita cadena que todos sienten y se puede resumir en una sola frase, they don’t. ¿Why? Because they don't feel the same way like u, or maybe u don't feel the same, a eso me refiero.


Para el escritor británico William Somerset, el amor más duradero, es el no correspondido, lo que lleva a que los They don't prevalezcan como una fogata infinita que insiste en mantenerse encendida hasta que el pie del hartazgo o la resignación la apague.


Cuando uno va por los senderos amorosos, el azar juega un papel importante. Ya sea que dos almas potenciales a encajar se conozcan sin planearlo, o bien, el uso de las redes sociales pacte un encuentro que para uno de los dos pueda resultar sorpresa.


No tiene la capacidad de sumergirme en el oasis de su presencia en mi hipotálamo. No hay atracción física, no tiene buen tema de conversación, está calvo, está gorda, no tiene trabajo, gana poco, tiene una nariz que opaca su mirada, sus atributos parecen desaparecer, no es un reto para mí, se cree más inteligente que yo. Pero, pero, pero… Siempre hay pretextos ante la posibilidad de volverse un they do.


Para volverse un they do hay que jugar a ¿Dónde está Wally? El amor se tiene que encontrar en la locura de la ciudad con decenas de detalles que despistan según el mito de El banquete de Platón, fuimos hermafroditas y al ser divididos en dos, buscamos a nuestra otra mitad. Absurdo que gobierna parte de nuestra voluntad.


Después hay que ubicar a nuestro o nuestra Wally, vestida con la misma esencia que buscamos de acuerdo a nuestra forma de ser. Tal vez creamos más de una vez que lo hemos encontrado.


Alguna vez me declaré miembro débil del partido amoroso. Tejí poemas y los regalé como volantes a algunos cuantos caminantes. Me equivoqué de manos, ni un capítulo siete merecían esos posibles receptores que a la distancia parecían serlo con el soplo de una mirada que contaba un currículum falso en el amor.


Shakespeare consideraba que el amor ciego impide a quienes aman ver las divertidas tonterías que hacen. Los they don't las recuerdan exprimiendo el cítrico de los recuerdos como mecanismo de autosatisfacción en medio de la desgracia. Sus contrarios arman su set list musical, sonríen a la primera provocación y abren la ventana para saltar y cantar caminando por la calle, proclamándose un they do.




ALICIA GONZÁLEZ es Licenciada en Comunicación por la UABC. En 2010 publicó su primer poemario, Inventario de ilusiones con el sello editorial, Existir. Ha publicado en revistas culturales e independientes como: TijuaNeo, Existir, Acequias, Frontera Esquina y Zarabanda. Asimismo ha compartido su trabajo artístico en antologías poéticas como: Somos poetas ¿¡y que?! De Honda Nomada Ediciones y San Diego PoetryAnnual 2011, y 2012 y 123 Por todos mis amigos y Migraciones de Arte Buhonero Ediciones. En 2013 lanzó su segundo libro de poemas, Random, Random Poemas para leerse en desorden con la editorial Cantarsis y fue publicada en la revista Monolito y Tijuana Poética. Ha sido columnista literaria del portal, Sin Embargo, colaboradora del periódico El sol de Tijuana. Actualmente es docente en nivel medio superior y colaboradora de Fin de semana, filial del periódico San Diego Union Tribune, así como el suplemento cultural Identidad del periódico El mexicano. Su blog es: www.lalibretadelataciturnafeliz.wordpress.com


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