top of page
Justin Moreno

Justin Moreno

Ricardo Silva

Ricardo Silva

Péndulo Cero

Péndulo Cero

Libre Gutiérrez

Libre Gutiérrez

Anado McLauchlin

Anado McLauchlin

Guillermo Sánchez

Guillermo Sánchez

Búsqueda por Tag
Buscar

Entre Historia y género musical: el Jazz de Eric Hobsbawm

  • Aarón García
  • 1 jul 2016
  • 4 Min. de lectura


Hace unas semanas concluyó la tradicional Feria de Libro de Tijuana. Libros, páginas, palabras y letras invadieron las instalaciones del CECUT para brindar una vez más a los lectores de la región una variedad de obras que viran en diversos temas y géneros. En este evento, también había música, y el jazz no podía faltar.

El pasado 16 de mayo mientras dábamos “una vuelta” sobre la FLT observamos que en el escenario Caesar’s estaba un grupo de jóvenes que se hacen llamar Angel Peralta Project. Nos sentamos para escuchar, y a continuación comienzan a tocar sus instrumentos; no era un jazz ordinario, era rápido, constante, con tiempos bien marcados que hasta el mismo Terence Fletcher (J.K Simmons) de la película Whiplash jamás le pasaría por la cabeza decirles: "not quite my tempo".

Entre el deleite musical, pasó por mi mente lo que significaba ese género. ¿De dónde viene?, ¿qué raíz la convirtió en ese árbol gigante con frutos musicales como ésta banda? Ante tales preguntas, precisamente la Historia nos la puede responder. En esta breve columna, hablaremos sobre el jazz en el pasado, en particular sobre lo que nos contó el historiador británico Eric Hobsbawm (1917-2012).



El camino transatlántico del jazz

Eric J. Hobsbawm en su libro Gente poco corriente: resistencia, rebelión y jazz (1999), recopiló una serie de ensayos y artículos que en su momento había escrito para su difusión. Dado a su filia por el jazz (que por cierto, además de haber sido historiador, era también un crítico de música) decidió que no debía dejar desarticulado los procesos sociales históricos con los movimientos musicales.



Entre sus párrafos, nos menciona que el jazz cruzó con rapidez el océano de América a Europa a principios del siglo XX. Si bien el género musical se sembró en su mayoría en Estados Unidos, para 1914 ya había llegado a Gran Bretaña, manifestándose en primer lugar como música asociada al baile. Posteriormente, nos dice que el jazz no sólo fue recibido como “una serie de sonidos para acompañar el baile o el consumo de cerveza, sino como algo simbólico y significativo en sí mismo”.



Ante la recepción musical de este género en Europa, se comienza a percibirse éste de manera más casual, sencilla y fácil de aprender; el ritual motriz movido por el jazz había perdido su ceremonia y su sucesión ordenada. Para los años treinta, los consumidores de jazz se hicieron más numerosos y organizados en clubes.



Antes del Rock and Roll había jazz

Para el decenio de los años cincuenta, el jazz fue aislado y replegado por sus seguidores que, según el autor, entre ellos estaban “los jóvenes sin los cuales el jazz no puede existir”. Y así la paradoja permeó con tristeza al género, pues la música que estuvo a punto de desaparecer a éste provenía de sus ramas: el rock and roll.


Como bien se sabe, el decenio de los sesenta fue el apogeo y triunfo de los Beatles; 4 figuras que simbólicamente representaban el levantamiento de un género que influiría culturalmente en la sociedad contemporánea de la segunda mitad del siglo XX.


Sin embargo, para el jazz no todo fue una mala noticia, nos dice Hobsbawm que si bien no se desapareció, sus músicos y su público envejecieron ya que no había un consumo juvenil que lo reforzara. Aunque por supuesto, aclara el autor que en Estado Unidos y Gran Bretaña había una recepción juvenil que gustaba del jazz, pero con una probabilidad de que fuera consumida de manera pudiente y selecta desde el punto de vista social e intelectual.



Las notas de Hobsbawm sobre Billie Holiday

Si a ti, lector, te gusta escuchar música jazz, seguramente has escuchado a Billie Holiday. Curiosamente, Eric Hobsbawm le escribió unos cuantos párrafos a “la voz más desgarradora de la generación precedente” -como bien expresó en sus líneas- pocas semanas después de que la artista falleció.


Para el historiador británico el sentirse apenado por su deceso fue innegable. La historia de vida de Billie Holiday y su trayectoria musical tatuaron a sus oyentes todo un conjunto de emociones, amargura, poesía y seducción. Considera “el buen Eric (como diría un maestro de Historia que le tengo un gran aprecio)”, que sus cantadas con una voz débil, áspera y cautivadora emanaban su estado de ánimo natural que no se resignaba a los dolores del amor.


Hay mucho que decir sobre el jazz, pero me pareció pertinente acreditar a Eric Hobsbawm como el escritor que dejó entre líneas y párrafos una historia sobre este fenómenos musical, envuelto entre historias de vida, procesos socio-culturales, arte y melodía. Finalizo con una cita que vale la pena mencionar a pie de su letra en sus notas sobre Billie Holiday:


“Era demasiado tarde para poner freno a una carrera de autoinmolación sistemática, amargada. Nacer con belleza y dignidad en el gueto negro de Baltimore en 1915 era un inconveniente demasiado grande, incluso sin la violación que sufrió a los diez años ni la adicción a las drogas en la adolescencia. Pero, mientras se destruía a sí misma, cantaba, discordante, profunda, desgarradora. Es imposible no llorar por ella. O no odiar el mundo que hizo de ella lo que fue”.


AARÓN GARCÍA es Estudiante de la Licenciatura en Historia, en la Universidad Autónoma de Baja California, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Melómano y fanático del Rock Alternativo. Colaborador y parte del consejo editorial de Ideas Presentes.




 
 
 

Commentaires


bottom of page