Dangerous Mix | Confesionario Absurdo
- Alicia González
- 18 jul 2016
- 3 Min. de lectura
Lo que hace brotar al subconsciente son las mezclas peligrosas, sin maquillaje ni simbolismos, una cabeza exorciza en el excusado demonios recitando porqués en forma de interrogantes o reclamos una media noche cualquiera, donde la biografía se vuelve un collage de memorias interrumpidas, absorbidas por el fuego del vomito reclamando por las almas frustradas o alegres en demasía.
Para digerir los golpes de una sensibilidad al extremo o matar el aburrimiento, se beben incansablemente los recuerdos de lo que ya no fue. Un añoro en ciernes. A veces se acompaña dicho ritual con un vaso o una botella de elixir, donde el presente es lo único que cuenta y las canciones gruñen las tripas de un corazón puesto en manos ajenas y comienza a lagrimear sin detenerse o gritar cualquier clase de manifestación de éxtasis, cuando en realidad se esconde un pozo de tristeza inagotable.
Como dice aquel mantra musical de Pink Floyd “Your lips move, but I can hear what you're saying" en Comfortably numb, el alma se entumece, ni siquiera se pueden leer los propios labios, solo apreciar en slow motion lo que está pasando con una percepción distinta, como si fuera un sueño o un VHS repetido en algún otro flashback que visita al estado etílico sin saber de dónde vino, solo se siente que en algún momento ocurrió y vuelve otra vez.
Todo sucede como si fuera en pausa o en escenas producidas en abonos. Los sentidos requieren contemplar lo que está pasando. Buscan respuestas y provocan a los que son dominados por la única garantía de supervivencia sin arrepentimientos: permanecer sobrio.
Cuando se mezcla vino tinto con ron, al inicio se compra el pase seguro al cielo, cualquier cosa es capaz de producir risa, no hay miedo a nada ni siquiera a la autoridad de la conciencia que toma una siesta y manda como sustituto al ello, ese traicionero de la moral, sin miedo al qué dirán, dispuesto a ser el monstruo que acaricia en la oscuridad y confiesa todo sin rodeos.
¿Por qué no me quiso? ¿Por qué Mariana se tenía que morir? ¡Pobre Carlitos! Soy un estorbo, una belleza ambivalente desperdiciada que dispara metáforas de vez en cuando, una máquina de poesía que desea sentir y poder fluir sin deudas antes o después.
Quiero apreciar el sonido del silencio, que rujan los miedos sin escalas al purgatorio hasta que se terminen de beber los sueños consumidos en los amores incompletos. Quiero bailar cumbia al son de la balada Fé de Jorge González y sonreír hasta que muera en el excusado y dejar que el vals de las desgracias se vaya al jalar la palanca. Uno de los símbolos del realismo sucio en la literatura, Charles Bukowsky pensaba que si algo malo ocurría se bebía para intentar olvidar, si algo bueno, para celebrar y si nada pasa, se bebe para provocar que algo pase.
Nada es al azar, se bebe a veces para dejar que el superyó salga a pasar y deje a cargo al ello, quien necesita salir a socializar con la especie humana y mostrarse tal cual es, incluyendo la verborrea que se destila al momento de descargar esos demonios de fuego almacenados en el metabolismo de un elixir sin límites.
La terquedad del dangerous mix es una orquesta de tripas que no dejan de sonar ni insistir pero no siempre se satisface. Altisonantes flores salen de la boca y lastiman cada que pronuncia una verdad o desahoga algún deseo guardado en el pozo de un alma con varios pendientes.

Alicia González, es Licenciada en Comunicación por la UABC. En 2010 publicó su primer poemario, Inventario de ilusiones con el sello editorial, Existir. Ha publicado en revistas culturales e independientes como: TijuaNeo, Existir, Acequias, Frontera Esquina y Zarabanda. Asimismo ha compartido su trabajo artístico en antologías poéticas como: Somos poetas ¿¡y que?! De Honda Nomada Ediciones y San Diego PoetryAnnual 2011 y 2012, 123 Por todos mis amigos y Migraciones de Arte Buhonero Ediciones. En 2013 lanzó su segundo libro de poemas, Random, Random Poemas para leerse en desorden con la editorial Cantarsis y fue publicada en la revista Monolito y Tijuana Poética. Ha sido columnista literaria del portal, Sin Embargo, colaboradora del periódico El sol de Tijuana. Actualmente es docente en nivel medio superior y colaboradora de Fin de semana, filial del periódico San Diego Union Tribune, asi como el suplemento cultural Identidad del periódico El mexicano.
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