Con T de Tijuana y Tornasol
- Anakaren Figueroa
- 5 sept 2016
- 4 Min. de lectura
Para los que nacimos aquí y para los que llegaron buscando un lugar a donde pertenecer y lo encontraron: Tijuana, home sweet home. Porque, ¿Qué haces cuando le tienes cariño a alguien? Le pones un apodo, claro. Tijuas, TJ, Tía Juana, La puerta de México y como si no fuera responsabilidad suficiente, también La esquina de América Latina; The “Fake Mexico” para algunos extranjeros y que, en cierta manera, tienen razón.
La ciudad de Tijuana, si se caracteriza por algo, es por tener una identidad tan versátil que no puede reducirse a unos buenos tacos de carne asada, a una avenida surreal, un casino, una glorieta, un mural en el malecón, a “la bola”; a un par de baches cada 3 mts, a una foto de color con un burro (¿o cebra?), un equipo de fútbol, los "curios” o a los curiosos que la habitan.
Un poco de contexto: El Museo de Historia de Tijuana, ubicado en el Palacio de la Cultura, antiguamente el “Palacio Municipal de Tijuana”, está en proceso de convertirse en un museo inteligente y ecológico, un destino con identidad propia. Tengo la enorme suerte de poder ser partícipe de este proyecto, así pues, estoy enamorada de Tijuana desde que nací, pero en el minuto en el que todo inició sabía que no iba a ser tarea sencilla conceptualizar todo el bagaje cultural a una identidad visual. Incluso, encuentro algo de irónico el hecho de buscar “Tijuana” en Wikipedia y encontrar un link externo que dice algo así: Tijuana (disambiguation).
¿Ambigua? ¿Tú crees? Claro, sí, Tijuana es una ciudad ambigua, mientras unos la encuentran hermosa y aventurera, otros la detestan y no la bajan de ser una ciudad fea.
El verdadero reto está ahí ¿Cómo traducir una ciudad con una personalidad tan vaga, tan cambiante, tan vibrante, en elementos gráficos? Si soy honesta, la única vez que recuerde haber ido a ese museo fue alrededor del 2008. El museo como tal ha estado ahí desde el 2006 y me atrevería a apostar que la mayoría de la ciudad no tiene ni idea de su existencia.
Entonces ¿Cómo y qué hacemos para tomar lugar en el mapa de la ciudad y que la gente se atreva a visitarlo? El enfoque que estamos buscando todo el equipo creativo, envuelto en el proyecto, (museógrafos, historiadores, curadores, restauradores, arquitectos, diseñadores y demás), es el cómo hacer de un espacio público un destino con identidad propia y, por lo tanto, una experiencia.

Partiendo desde el hecho de que la historia siempre será la misma, las piezas expuestas son las mismas piezas exhibidas desde el 2006 (con la adición de algunas nuevas donadas por residentes); los hechos son hechos y no podemos hacer nada para alterarlos. Lo que sí podemos lograr con el arduo trabajo de las disciplinas, como la arquitectura y el diseño, es mejorar la experiencia del usuario al visitar recintos así. El Museo abraza lo que fuimos y el cómo llegamos a lo que hoy somos. Nos platica historias de vivencias personales de los dueños de cada uno de los elementos expuestos.
Definitivamente es un proyecto en beneficio de todos los que vivimos aquí y de los que compartimos el bonito aire tijuanense con quienes llegaron hace años y con quienes están por venir. La apertura del nuevo Museo de la Historia de Tijuana será anunciada próximamente; mientras, esperamos ansiosos y seguimos trabajando.
En resumen, Tijuana está hecha de tijuanenses, de los corazones de distintos colores que pintan cada rasgo de la ciudad. De la calidez de quienes residimos aquí y nos apropiamos de ella, de su pasado, pero sobretodo de su futuro. Tijuana es tornasol.
Si Tijuana fuera mujer sería una mujer con carácter fuerte, siempre con opinión propia. No dejaría que ni los chilangos ni los gringos le dijeran cómo tiene que lucir ni cómo comportarse. Si Tijuana fuera mujer, destacaría de entre sus vecinas por ser la mujer que todos quieren, aunque algunos se queden años contemplando su belleza y otros sólo la saquen a bailar una noche. Tendría voz golpeada pero no tanto, un acento entre norteño y gabacho. Hablaría un inglés un poco feo pero siempre sabría qué decir. Si Tijuana fuera mujer tendría la habilidad especial para reinventarse de izquierda a derecha y de abajo hacia arriba. Recibiría como motel de paso a quienes quisieran quedarse y a quienes no, con los brazos abiertos, un ‘shot’ de tequila, sexo y marihuana. Sería esa mujer inteligente que nunca pierde la oportunidad de seguir creciendo. Tijuana sería la mujer de la cual tu mamá te advirtió. Sería la mujer que no importa cuántas más tengas, siempre encontrarías tu camino de regreso a ella. Si Tijuana fuera mujer...

ANAKAREN FIGUEROA es Diseñadora Gráfica tijuanense, egresada de la Universidad Iberoamericana (2013). Cursó un semestre en ITESO Guadalajara y laboró durante tres años en el área de difusión cultural de la universidad. Co-Creadora de Creática Projects, empresa de comunicación visual que desarrolla e impulsa marcas por medio del diseño gráfico. Colaboradora ocasional de Guacamole Magazine. Ha desarrollado un especial interés por la mercadotecnia, la filosofía y lo editorial, el rock clásico, la literatura a las 6 AM, el órden, el sarcasmo y los detalles.
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